¿Sabes esos días en los que todo se siente un poco caótico y no sabes ni por dónde empezar? Pues tengo un truco que a mí me funciona y que puede que a ti también te venga genial: dibujar lo que sientes. No, no necesitas ser una experta ni hacer un dibujo perfecto, ¡ni mucho menos! Solo necesitas un rato para ti, un papel, y lo que tengas a mano para dibujar.
Déjame contarte por qué esto es mucho más que un pasatiempo.
Dibujar para liberar lo que llevas dentro
Cuando dibujas lo que sientes, es como si le dieras permiso a tu cabeza para vaciarse un poco. Puede que no te des cuenta, pero poner esas emociones en papel —con colores, formas o simples garabatos— te ayuda a entenderlas y a sentirte más ligera.
Piensa en ello como una conversación contigo misma, pero sin palabras. A veces, lo que necesitas no es hablar, sino soltar.
Cómo empezar (sin complicarte la vida)
Busca un momento tranquilo: No necesitas mucho tiempo, con 10 minutos basta. Apaga el móvil (o ponlo en modo avión) y siéntate en un lugar cómodo.
Coge lo que tengas por casa: Lápices, bolígrafos, rotuladores… ¡hasta un boli bic sirve! Esto no va de materiales caros, sino de expresar lo que llevas dentro.
Deja que fluya: No pienses demasiado. ¿Te sientes agobiada? Usa colores oscuros o trazos rápidos. ¿Estás en paz? Tal vez quieras dibujar líneas suaves o algo que te haga sonreír.
Ideas fáciles para probar
Garabatos emocionales: Cierra los ojos y deja que tu mano haga lo que quiera. Cuando termines, mira el dibujo y piensa: “¿Qué siento cuando lo veo?”
Un diario de emociones: Cada día, haz un dibujo rápido sobre cómo te sientes. Puede ser un sol, una nube, o incluso algo abstracto.
Colores y emociones: Asocia un color con lo que sientes (por ejemplo, azul para la calma, rojo para la energía) y crea algo solo con esos tonos.
Por qué deberías probarlo (en serio)
Dibujar tus emociones no es solo una forma de desconectar, es como regalarte un respiro. Te ayuda a liberar el estrés, a entenderte mejor y, lo más importante, a cuidar de ti misma. Y lo mejor es que no necesitas ser artista para que funcione.
¿Te animas a probarlo?
La próxima vez que te sientas sobrepasada o simplemente quieras un momento para ti, prueba esto. Coge un papel, hazte un té (o café, o lo que prefieras) y dibuja. No te imaginas lo bien que sienta.
Si lo haces, ¡cuéntame cómo te fue! Y si necesitas más ideas o quieres saber cómo empezar, no dudes en escribirme.